Con motivo de los feriados por Fiestas Patrias, tomé unas merecidas vacaciones fuera de Perú, por lo que tuve que usar las nuevas instalaciones del aeropuerto Jorge Chávez. Reconozco que hemos dado un gran paso en la dirección correcta con el nuevo terminal y sus modernas instalaciones, sin embargo la idea del mejor aeropuerto de Sudamérica que nos ha vendido Lima Airport Partners y el gobierno, es más que nada un “cuentazo” para justificar los años de demora en la apertura del nuevo terminal.
Seguramente como muchos de ustedes, no sabía que para viajar al extranjero, el nuevo sistema de “migracheck” exige que el pasaporte tenga una vigencia mínima de seis meses de la fecha retorno. Como mi pasaporte vencía en noviembre, tuve que obtener uno nuevo por la vía de emergencia. Ante mi sorpresa, no existe una oficina para emisión de pasaportes en el nuevo terminal y hay que dirigirse a las oficinas de migraciones en el antiguo aeropuerto en la avenida Faucett. Los funcionarios de migraciones me informaron que recién a principios de 2026 mudarían la oficina. ¿Pueden creer tanta ineficiencia y desidia?
Una vez que llegué al nuevo terminal, lo primero que llamó mi atención es lo reducido del espacio del hall principal donde se hace el “check in”. Entre tiendas comerciales y lugares de comida, todas las aerolíneas tienen sus mostradores de atención al pasajero. ¿Se imaginan el desorden y aglomeración en horas de alta afluencia de pasajeros?
Con mi pase de abordar en la mano, me dirigí al área de seguridad, en donde supuestamente están los únicos tomógrafos 3D de Latinoamérica para hacer una inspección más rápida y segura. Los mismos tomógrafos 3D vi funcionando en el aeropuerto de regreso en una pequeña isla del Caribe.
Luego de seguridad, se encuentran los módulos de migraciones. Al tener un nuevo pasaporte y no haber realizado el pre-registro tuve que hacer la cola para que me atiendan en una de las ventanillas. Es una vergüenza tener un área tan reducida y con tan pocas ventanillas para un aeropuerto donde supuestamente van a pasar 40 millones de pasajeros al año. ¿Acaso LAP no tenía más espacio en todo el aeropuerto para diseñar un área de migraciones 10 veces más grande con 30 ó 40 ventillas como en otros aeropuertos de la región? Tuve que hacer una cola de más de 20 minutos para llegar a una de las 15 ventanillas -de las 21 que hay- que estaban operativas ese día.
El concesionario del aeropuerto, LAP, se ha preocupado más por rentabilizar sus ganancias por metro cuadrado que dar un servicio de calidad al pasajero. Es cierto que encontramos una gran variedad de tiendas libres de impuestos, oferta gastronómica para todos los gustos y bolsillos, lo cual es muy conveniente, pero las aéreas estratégicas como “check in”, seguridad, migraciones de salida, migraciones de entrada, etc.; están subordinadas a la rentabilidad de LAP, cuando deberían ser prioritarias. En lugar de ser un aeropuerto con una oferta comercial más parece un “mall” con un aeropuerto de “yapa”.
Si bien es cierto que la nueva terminal es funcional y mucho mejor que la anterior, no por eso tiene que parecer un almacén o ser estéticamente pobre. Los techos no tienen recubrimiento y parecen los de un supermercado. Los pisos son de cerámica corriente (en el aeropuerto de retorno de esa pequeña isla a la que fui, eran de mármol). No hay suficientes zonas para cargar celulares, entre otras carencias básicas. No esperaba encontrar un jardín botánico interior con una catarata de agua de 40 metros de altura como en el aeropuerto de Singapur, pero podrían haber invertido un poco más, para darle una mejor cara al Jorge Chávez.
Vuelvo a insistir en la necesidad que el antiguo terminal del Jorge Chávez no sea cerrado de manera definitiva como ha anunciado LAP. Es absurdo desperdiciar una infraestructura que ya está lista y funcionando, como el viejo terminal, para convertirlo en un centro comercial. ¿Acaso nos sobran los aeropuertos en el país, como para darnos el lujo de desperdiciar lo que ya tenemos? Es cierto que la antigua terminal necesita pasar por un proceso de renovación y modernización, pero este edificio podría servir para vuelos nacionales y así permitir que la nueva terminal pueda recibir más turistas extranjeros en el futuro sin que colapsen sus servicios en un par de años.
El gran problema del Perú es que nuestras autoridades y muchos empresarios no tienen una visión a futuro, solo piensan en sus intereses personales o las ganancias a corto plazo, cuando debería primar el bien superior del país.
Los aeropuertos no solamente son infraestructura. Los aeropuertos son puertas de entrada a experiencias. Hagamos del Jorge Chávez una puerta de entrada al Perú.
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