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James Gunn reinventa a Superman, más humano, más político, más irreverente

Desde que se anunció que James Gunn, el mismo detrás de Guardianes de la Galaxia y The Suicide Squad, tomaría las riendas del nuevo Superman, las expectativas apuntaban a un giro radical. Y no decepcionó. Alejado del tono solemne que Zack Snyder impuso en su etapa, Gunn optó por un enfoque más fresco, sarcástico y hasta incómodamente humano. Humor ácido, guiños al terror y una clara intención de romper moldes definen esta entrega que inaugura la nueva era del universo DC: Gods and Monsters.

En el centro de esta nueva visión está David Corenswet, quien interpreta a un Superman diferente, vulnerable y más cercano al espectador. Este Clark Kent comete errores, duda, discute con Lois y se burla de sí mismo. Una versión que, lejos de la perfección inquebrantable, se muestra compleja y, por eso mismo, más real. Rachel Brosnahan como Lois Lane no se queda atrás: encarna a una periodista aguda y decidida, el complemento perfecto en esta dinámica de pareja con grietas pero también con complicidad.

El conflicto no tarda en aparecer. Superman ya no es visto como el salvador infalible. Una operación internacional desata una crisis mediática que lo pone en el centro de una campaña de desprestigio. Detrás de ella, por supuesto, está Lex Luthor, en esta ocasión encarnado con intensidad por Nicholas Hoult. A su lado, brilla la venezolana María Gabriela de Faría como Angela Spica, ingeniera y pieza clave del plan de Luthor. Su presencia es magnética y su actuación, de las más destacadas del filme.

Gunn no desaprovecha la oportunidad para deslizar críticas al panorama social y político de EE.UU., incluyendo una metáfora apenas velada sobre la intervención de una nación en otra. El subtexto es evidente, pero nunca entorpece la narrativa. Más bien, enriquece el relato y le da una profundidad inesperada para una película de superhéroes.

Con una duración de dos horas y veinte minutos, Superman entrega lo que promete: acción, efectos visuales bien logrados, nostalgia bien medida, personajes sólidos y una historia que respeta el origen del personaje sin encadenarse a él. Eso sí, hay decisiones que podrían generar debate. La más discutible es la reinterpretación del motivo que llevó a los padres de Kal-El a enviarlo a la Tierra. Una licencia narrativa que, para algunos, puede rozar lo innecesario.

¿Y qué sigue? Este título abre camino a una nueva fase con Supergirl: Woman of Tomorrow, The Brave and the Bold y Lanterns. Si este primer paso es un reflejo de lo que viene, el futuro de DC luce más interesante que en años.

Ah, y un consejo final: no se levante de la butaca tan rápido. Dos escenas post-créditos lo esperan. Y sí, valen la pena.


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