Opinión

¿Se viene una Tercera Guerra Mundial? Miedo, esperanza y la realidad que vivimos

El mundo nunca se había sentido tan frágil y tan al borde de un abismo; la guerra entre Rusia y Ucrania que ya lleva tres años sigue arrastrando a millones en medio del caos y la destrucción.

Rusia insiste en sus ataques, y Ucrania resiste con el apoyo de Estados Unidos, Europa y otros aliados; pero no es solo Europa: al otro lado del planeta, China presiona a Taiwán y la amenaza de que se de un conflicto en la región Asia-Pacífico está latente, con Estados Unidos dispuesto a defender a Taiwán si la tensión escala. Por otro lado, Corea del Norte ha mostrado su apoyo a Rusia y mantiene activos sus programas nucleares, sumando aún más incertidumbre.

Desd que Donald Trump regresó a la presidencia de Estados Unidos la política internacional ha tomado un rumbo más agresivo y eso solo aumenta la ansiedad global. Frente a todo esto es natural que la pregunta que muchos se hacen sea: ¿estamos al borde de una tercera guerra mundial?

El miedo no es imaginario, cuando leemos en las noticias sobre ejércitos en alerta, amenazas de uno y otro lado, sanciones y discursos cada vez más duros, es imposible no pensar que el mundo es un polvorín a punto de explotar.

El sentimiento de que cualquier chispa podría encender un fuego que arrase con todo, preocupa a muchos porque ya conocemos la historia: sabemos lo que significarìa un conflicto global y nadie quiere repetir esa pesadilla.

Pero aquí está la realidad que debemos mirar a lo ojos, aunque las tensiones son reales y peligrosas la probabilidad de que este conflicto se convierta en una guerra global sigue siendo baja.

¿Por qué? Primero, porque todos saben lo que significa una guerra nuclear, las armas nucleares que tienen Rusia, Estados Unidos, China y Corea del Norte funcionan como una enorme barrera de contención que nadie quiere cruzar porque usar esas armas nos llevaría a la destrucción total; la idea de una guerra nuclear aterra hasta a los líderes más extremistas.

En segundo lugar nuestras economías están más conectadas que nunca, el comercio global, las inversiones y las vidas de millones dependen de que las grandes potencias no se destruyan entre ellas y una guerra mundial paralizaría mercados, arruinaría países y dejaría una huella de sufrimiento en todo el mundo.

Es obvio que el riesgo no es cero., estamos en un momento frágil con demasiadas potencias armadas, agendas encontradas y demasiados egos en juego y solo un error, un malentendido o una provocación fuerte podría desatar un conflicto que nadie desea. Es por eso la comunidad internacional debe estar alerta, y nosotros como ciudadanos debemos exigir que el diálogo, la diplomacia y la paz sean la prioridad.

Vivimos días difíciles y la ansiedad está justificada pero hay esperanza, todo depende de que los líderes entiendan que no hay ganadores en una guerra mundial, que el mundo ya ha pagado un precio demasiado alto y depende de nosotros exigir paz para recordar que la alternativa es una tragedia que no podemos permitir.

Si algo nos ha enseñado la historia es que cuando el diálogo falla, el mundo sufre y nosotros más que nunca necesitamos apostar por la empatía, la comprensión y la paz, porque la otra opción, simplemente, es demasiado terrible para imaginar.


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