Eduardo Jáuregui la tiene bien clara. Sabe que la gratitud sincera es prodigiosa y que devuelve mucho de lo que se ofrece.
Es un empresario del sector turístico que creó e impulsa desde hace 18 años el rito sagrado de agradecer al mar de Paracas por toda la riqueza que entrega a la provincia, a la región y al país.
Ese agradecimiento se concreta cada año, desde hace 18 almanaques, el último fin de semana de mayo, con una ofrenda a la Qochamama, al preciado mar que ofrece alimento y trabajo a toda la cadena de valor en el sector turismo y restaurantes.
Trepado en una lancha, cerca de las 13 horas de este domingo 25 de mayo, junto al inca, la qoya y parte del séquito, Jáuregui demandó gratitud y respeto al sagrado mar de Paracas.
“Tenemos que cuidar el mar de Paracas porque nos da el alimento, el trabajo y la vida”, dijo al pedir también la tan necesaria paz y seguridad que requieren los empresarios para invertir y generar empleo.
Hizo alusión que así como en el Cusco se ofrece una fiesta inca, el Inti Raymi, al Sol y a la pachamama, en Paracas también se ofrenda un par de días al sagrado mar en agradecimiento por todo lo que ofrece al ser humano.
“Sin el mar, no existiría la rica gastronomía marina, no habría turismo ni empleo en Paracas”, dijo.
Recordó que Yakumama es esa fiesta de agradecimiento y que ya lleva 18 años de vigencia ininterrumpida. Se trata de un acontecimiento cultural y artístico que no se realiza en ningún lugar del litoral y que es esperado por turistas nacionales y extranjeros.
Suenan los pututos
Temprano en la mañana, desde la puerta del hotel Emancipador, el inca la qoya, su séquito y los músicos se preparaban para salir en pasacalle hasta el embarcadero turístico en la playa El Chaco.
El fuerte sonido de los pututos, anunciaba el inicio del recorrido. Tras los pututos empezaron a sonar las tinyas y wankares mientras que las quenas, quenachos y pinkullos también marcaban el ritmo solemne y alegre de los artistas.
Eduardo Jáuregui, presidente de Capatur, la Cámara de Turismo y Comercio Exterior de Paracas, sus directivos del sector restaurantes y hoteleros seguían la comparsa llevando en sus manos fragantes ofrendas florales.
A paso seguido estaban con ponchos verdes y sombreros negros la tropa de sicuris “Unión Juventud Pampilla” de la provincia de Huancané en Puno, quienes retumbaron el bulevar El Chaco con sus bombos y el majestuoso sonido de sus sikus, mientras jóvenes mujeres bailaban al compás de sus notas.
También fueron seguidos por un conjunto de jóvenes danzantes de música afroperuana que deleitó a propios y extraños.
Una presencia escénica hermosa también fue mostrada a los visitantes por un atajo de negritos, tradicional danza que amalgama ritmos andinos y afroperuanos al compás de un violín e instrumentos de percusión.
En el embarcadero, los primeros en subir a una lancha fue el soberano inca, la Qoya y su séquito, quienes llegaron del Cusco para escenificar el rito sagrado de agradecimiento al mar.
Minutos después, subieron en otra embarcación los sikuris y así sucesivamente las delegaciones de artistas y visitantes locales y extranjeros quienes no dejaron de sorprenderse de la majestuosidad de la escenificación.
El tayta Inti se hizo presente
El Candelabro, ese geoglifo que está en la parte superior de un acantilado de roca y arena fue testigo mudo de la efervescencia de la celebración, en el mar de Paracas. El día que empezó frío y nublado cambió radicalmente para dar paso al sol, el tayta Inti, que hizo su aparición para presidir la ceremonia.
El inca interpretado por Henry Aquino, hizo el homenaje al Tayta Inti primero, y luego al sagrado mar de Paracas.
El sacerdote inca, luego de auscultar la hoja de coca, informó de los buenos augurios para la Qochamama y la abundancia de peces y moluscos y demás especies en el mar de Paracas. Estos buenos augurios aseguran la continuidad de la vida, la salud y el trabajo que se desprende desde el mar de Paracas en toda su cadena productiva.
Además de los productos andinos, la sagrada hoja de coca, se vertió la chicha de los dioses incas a la gran Qochamama.
Desde Capatur, los directivos e invitados nacionales e internacionales, hicieron lo propio ofreciendo sinceramente hermosas y aromáticas ofrendas florales.
Así transcurrió el segundo día de Yakumama 2025 con la esperanza de retornar en mayo del siguiente año para decirle gracias a nuestro mar, hacedor de vida.