Opinión

Simón es zurdo

A menudo no reparamos en detalles de la vida cotidiana que pueden resultar importantes para ser más felices o hasta para originar un emprendimiento. Cuando me preguntan cómo se hace para inventar algo, mi respuesta es: “busca un problema recurrente y cotidiano y resuélvelo y verás que tienes un invento”. Lo más importante -más aún en la era de la inteligencia artificial- es hacer las preguntas relevantes pues las respuestas, casi siempre, son más fáciles de encontrar.

Estaba con un buen amigo en un café en Madrid. Habíamos estado hablando de pet shops, fui al baño y noté que había papel higiénico a ambos lados de los inodoros. Pensé que era un detalle interesante y verdaderamente inclusivo. Vino entonces la sinapsis: regresé a la mesa y lancé la pregunta: ¿los perros pueden ser zurdos o diestros como los humanos?

Se armó la discusión. Empezaron las llamadas. Yo argumentaba que no había razón alguna para que los perros no tuviesen una lateralidad predominante como los humanos. Los amigos en el WhatsApp tenían todo tipo de respuestas, pero básicamente decían que no o que no sabían. Hubo quien contestó que los perros hacían todo con la boca así que la pregunta no era relevante. No pudimos resolver el misterio.

Llegamos entonces a una reunión de negocios. Presentaríamos un nuevo producto educativo. En la sala nos recibieron dos ejecutivos, uno de ellos con actitud distante. Mientras esperábamos al CEO y para romper el hielo, mirando al más joven pregunté: ¿Tienes perro? . Contesto que sí y fui a la yugular: ¿Es zurdo o diestro?

-“Mi perro es zurdo” -contestó sin dudar un segundo.
-“¿Cómo sabes?” -retruqué
-“Porque cuando sube el primer peldaño de la escalera, pone primero la patita izquierda” -sentenció.

Cuando entró el CEO, lancé la misma pregunta y compartí la contundente respuesta de su colega. Enmudecido, solo atinó a llamar a su casa y preguntar a su esposa lo mismo. Sin respuesta en casa, pidió se haga la prueba de la escalera.

Quienes tenemos un perro o un gato, lo consideramos parte de la familia. Sin embargo, han de ser pocos los que saben si su mascota es zurda o derecha. Creo que además de liberarnos de un cierto sentimiento de culpa por ello y, por tanto, ser un poquito más felices, responder a esa interrogante puede conducirnos a pensar y diseñar productos que respondan a la lateralidad de las mascotas (camas, platos, juguetes, etc.) o, simplemente, a mejorar la disposición de camas y platos para confort de nuestros perros o gatos.

Confieso que yo tampoco sabía si Simon era zurdo o diestro. De regreso a Lima, intenté la prueba de la escalera y no me sirvió: es tan chiquito que salta los escalones con las dos patas a la vez. Sin embargo, hice dos pruebas más: lo saqué a pasear, aguanté su paso con la correa y al recomenzar el paseo, lo hizo con la pata izquierda. Luego lo senté y le ofrecí una galleta jugueteando que se la quitaba, Simón levantó la pata izquierda para arrancarme la galleta. ¡Simón es zurdo!