Desaparición del Plan Copesco: una oportunidad empañada por riesgos para el turismo en el Perú

La disolución del Plan Copesco Nacional, conocido por sus obras defectuosas y malgastadas, ha sido recibida como una buena noticia por sectores críticos del turismo en el Perú. Sin embargo, esta decisión llega acompañada de serias preocupaciones que podrían comprometer el desarrollo del sector, según señaló Fernando Vera-Revollar Mar, experto en temas de política turística.

Señaló que uno de los principales riesgos es la propuesta legislativa que busca destinar el 50% del Fondo de Promoción y Desarrollo Turístico a Copesco, cuando hasta ahora manejaba entre el 20% y 30%, recursos que fueron dilapidados en proyectos ineficientes. “Con la absorción de Copesco por la Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN), surge la incertidumbre sobre cómo se gestionarán estos fondos.

xiste el temor de que, dentro de ANIN, el turismo pierda prioridad frente a otros sectores, quedándose con “migajas” de un presupuesto común”, señaló.

Consideró que en el Congreso y el Ejecutivo podrían estar coordinando para financiar ANIN utilizando el Fondo de Promoción, que se espera crezca con ingresos de apuestas electrónicas. Esto pondría en peligro el presupuesto de Promperú y otros programas clave, debilitando aún más el turismo, un sector ya golpeado por la ineficiencia de “Torpesco”, como algunos llaman despectivamente a Copesco”, señaló.

Ante este panorama Vera-Revollar propone una solución: transformar el Fondo en una institución adscrita al Mincetur que financie, pero no ejecute, proyectos turísticos regionales, siguiendo prioridades definidas por el ministerio. Esto otorgaría mayor autonomía a las regiones y evitaría desvíos o despilfarros.

“Pese a los riesgos, hay una oportunidad. Si el Fondo termina financiando a ANIN, los gremios turísticos deben exigir proyectos integrales que combinen infraestructura, seguridad, salud y promoción, con metas claras en gobernanza y desarrollo de destinos turísticos de gran escala”, sostiene.

En ese sentido instó al gobierno a fortalecer el turismo, un motor económico clave, y no destruirlo con decisiones que prioricen intereses políticos sobre el desarrollo sostenible del sector.