Tras la tragedia provocada por el lote de suero fisiológico contaminado de Medifarma —que ya ha cobrado al menos siete vidas—, el Ministerio de Salud liderado César Vásquez, reaccionó tarde y mal; la suspensión del producto, que representaba el 70% del mercado nacional generó un vacío inmediato. ¿El resultado? Escasez y especulación: el litro de suero, que costaba apenas S/2.98, hoy se vende en algunas farmacias a casi S/20. Un aumento de más del 570%.
Esto no es un accidente: es el resultado directo de una cadena de ineficiencias. El sistema de control sanitario no solo permitió que un producto defectuoso llegue a manos de los pacientes, sino que tampoco reaccionó con la urgencia y claridad necesarias para manejar el retiro y reemplazo de los lotes contaminados. A la fecha, aún no se sabe dónde están 4.000 de las 20.000 unidades distribuidas del lote defectuoso.
Mientras tanto, clínicas y farmacias se pelean por conseguir suero de otros proveedores, lo que ha abierto la puerta a la especulación. La falta de un plan de contingencia del Ministerio ha dejado a los más vulnerables —los pacientes— a merced del mercado.
Ya lo vimos con el oxígeno y las mascarillas durante la pandemia: una tragedia de salud pública convertida en oportunidad de negocio para unos pocos.
¿Quién responde por este caos? El Ministerio de Salud anuncia reformas, cambios en Digemid, promesas de “reestructuración técnica”, pero la realidad es concreta: familias que no encuentran suero o deben pagarlo a precio de oro. Otra vez, como en la pandemia, el mercado le gana al Estado. Y la vida humana, de nuevo, vale menos que el lucro.
For the reason that the admin of this site is working, no uncertainty very quickly it will be renowned, due to its quality contents.