Este jueves, el atentado que tuvo lugar en en la Cachemira india, dejó un saldo de 26 fallecidos y, como consecuencia, la suspensión de visados, expulsión de diplomáticos y cierre de fronteras.
Tras el hecho fatal que aterrorizó a la ciudad, la tensión incrementó entre ambos países asiáticos y culparon a Islamabad.
Sin implicar formalmente a Pakistán, el primer ministro indio, Narendra Modi, endureció su postura prometiendo perseguir «hasta el fin del mundo» a los autores del atentado y a sus cómplices.
Sin embargo, Pakistán negó toda responsabilidad en el atentado.
Entre otras medidas, en gran medida simbólicas, el cierre del principal puesto fronterizo terrestre entre ambos países y la retirada de numerosos diplomáticos.