El expremier Alberto Otárola ha calificado a su asesor (y recomendado) como “premier fantasma”. O sea, en buen romance, no existe, es una ilusión óptica, o mejor dicho, una ilusión televisiva. Así que, señores, cuando vean ustedes al exministro de Justicia de Ollanta Humala, reciclado por doña Dina para cumplir las funciones de dizque presidente del Consejo de Ministros, por la TV, solo ríanse como cuando ven un meme creado por la IA en las redes.
Bromas aparte: este caballero no es nada singular o raro, sino un lugar común de la fauna política criolla y que hoy padecemos. Como muchos integrantes de los gabinetes de la señora Boluarte se caracteriza por la sumisión, el chicheñó y su profunda vocación de felpudo palaciego.
Así lo ha demostrado desde que aceptó su cargo sumisamente y con él a todos los ministros que le impuso el capricho o la necesidad de Dina, “La Dama del Caos”. Así ha quedado registrado también cuando nombraron un vocero presidencial, para que él solo se encargue de halagar hasta la náusea a la “señora presidente”.
Pero la fresa del pastel del ridículo, ha sido el que se le imponga a un ministro censurado por el Congreso (y repudiado por el pueblo) como coordinador intergubernamental. Ya con un vocero como Hinojosa y un coordinador como Santivañez, al señor premier lo han dejado prácticamente descolocado y sin chamba.
Bueno, lo único que le queda es exhibir su cara de palo (¿padecerá úlcera crónica?). Si bien existe la Oficina General de Monitoreo Intergubernamental del Despacho Presidencial, entelequia de muy reciente creación y que tiene a su cargo el seguimiento de las políticas públicas y la coordinación intergubernamental para recabar información sobre su avance y que también brinda asesoramiento técnico a las unidades del Despacho Presidencial para el desarrollo de la agenda de gobierno, debiendo estas ser las funciones inherentes de la PCM, ergo, ¿se ha creado un premier en la sombra?
Si Adrianzen tuviese un poquito, ojo… solo un poquito de sangre en la cara, debería hace rato abandonar su fantasmagórico papel y siquiera en algo retomar su amor propio, si alguna vez lo tuvo, renunciando al cargo y no seguir así agarrándose de la enagua de su jefa, creo que es una patética situación…